Por las curvas del camino, rompe entre alcores y rocas,
Blanco, mí empedrado Villar.
¡Del Pedroso, ¡ arroyo que atraviesa silencioso ,que apenas con agua va. Mas su nombre, le ha dado generoso, y a sus gentes, alguna que otra historia que contar.
Según me voy acercando, entre cerros y entre encinas
voy divisando el Villar, con el alma dolorida.
Paredes encaladas, sus casas inmaculadas, dan un aire celestial. Sus trojes, solanillos y sus tejados, el camposanto a lo lejos, donde descansan los restos de mis seres más amados.
¡Mi corazón se acelera nervioso y emocionado! Mientras lágrimas desbocan de mis ojos empañados y reprimiendo un suspiro, con los puños apretados
Pienso: ¡DIOS MIO¡
¡Cuanto añoro aquel pasado!
Gloria Arnanz Ayuso24-2-2008
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