El 30 de septiembre del 1604 en los cielos de la zona oeste de Cataluña, tuvieron lugar varios acontecimientos, dejando perplejos a los habitantes de la zona que no salían de su asombro, ante tan insólito y sorprendente hecho de esta serie de acontecimientos, se hace eco el cronista oficial y procurador del condado de Ampurias, Jeroni Pujades, hombre de gran prestigio y credibilidad abogado y gran apasionado de la historia, el cual supo compaginar sus tareas como jurista, con el trabajo en archivos, su gran afición e interpretación, de pergaminos y la recolección de gran cantidad de material documental, le hizo poseedor de un esplendido legado de más de medio millar de ejemplares. Con parte de esos datos, inició en 1601 la redacción de su Crónica universal..., que ofreció a la Diputación de General, la cual en 1609 se la compró por 500 libras. Obra, que al igual que su persona gozó de gran reconocimiento. Es en el Annals o Dietario de1604 donde describible los fenómenos acontecidos entre la zona oeste de Catalunya, el Urgell, y mas tarde en la ciudad de Barcelona.
En la primera descripción, Pujades cuenta que durante la mañana del jueves 30 de septiembre de 1604, día de San jerónimo, en la zona de las Belianes (actual municipio de la comarca de l’Urgell) tubo lugar un prodigioso evento , al que describe de la siguiente manera: .fue muy portentoso por varias cosas prodigiosas que se vieron en varios puntos de Cataluña. Porque en la mañana ya despejada, en el pueblo de Pons o cerca de él, en la zona de las Belianas, en todo el obispado de Urgell, se veían en el aire pero muy bajo, cerca del suelo, grandes escuadrones de gente de armas que batallaban con gran furor y ruido de armas. Y los primeros que descubrieron esto fueron unos que trabajaban en una esclusa y acabaron en la villa de Pons de donde salió gran multitud de gente que vieron dicho portento.
igualmente esa misma mañana desde la ciudad de Barcelona y sobre ella, viniendo de la costa de levante y tirando hacia el poniente se vieron pasar en el aire un […] o ramo de pájaros parecidos a estorninos, los cuales eran del grosor y negror de unos cuerpos, pero de muchas piernas y alas como de langosta.
Del mismo modo en la noche los de tierra descubrían sobre el monasterio de San Jerónimo de la Vall d’Hebrón unos grandes rayos de fuego como barras, muy brillantes, y los del mar lo ven más lejos. En fin, todos los que los vieron los hicieron alrededor de la tramontana. Dios por su misericordia nos castiga según nuestros pecados. En el mes de septiembre han persistido las mismas enfermedades del pasado agosto.
Memorias de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona
Es curioso que cuatro años mas tarde en el verano de 1608 en la costa mediterránea entre Génova y Marsella acontecen algunos hechos similares, que por suerte también fueron registrados en un documento a modo de librillo de siete paginas: "Discursos de las terribles y espantosas señales aparecidas sobre el mar de Génova redactadas y editadas en Paris por Pierre Menier
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